Aveces veo a parejas tan felices en paradas de autobús, en parques o simplemente jugando en la calle cual niños pequeños demostrando su amor. Parecen ser felices, que se quieren y se desean, es como si todo les fuera bien, como si la vida les sonriera, en este aspecto de amor. Me doy cuenta que es como si estuvieran hechos el uno para el otro, como si fueran dos piezas distintas que por fín se han encontrado, como una llave y un candado, que una no es nada sin la otra.

Me alegro, me alegro mucho por ellos, me alegra ver a personas felices, a personas con una sonrisa en la cara pero luego pienso en mí, en que yo todavía soy una pieza sola, sin su otra mitad. Me paro a pensar y aveces creo que no la voy a encontrar o que a lo mejor ni siquiera existe.

Pienso que para cada princesa hay un príncipe o una princesa, y que para cada príncipe hay una princesa o un príncipe y que estos están destinados a encontrarse y ser felices el uno con el otro.

Siempre he creido que al final todo va a salir bien y que si no sale bien, es que todavía no es el final.